
Quizás sea Jerez donde está mejor representado esta importante
escena del momento de la Sagrada Cena, al contar con un paso de Misterio,
parcialmente, no en su totalidad, por desgracia, realizado por el imaginero de
San Roque Luis Ortega Brú. La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Sagrada Cena
es de tamaño natural y de candelero. Salió procesionalmente por primera vez en
1967, ya que en abril de ese año citado entregó el artista dicha imagen, siendo
bendecido la noche anterior a esa primera salida. En una exposición que realizó
en Jerez, en 1969, presentó cuatro Apóstoles de este Misterio. Unos años más
tarde, en 1975, entregó tres más. Ortega Brú entregó los apóstoles San Mateo,
San Bartolomé (sustituido posteriormente), Santiago el Menor, Santiago el
Mayor, San Pedro, San Juan y Judas Iscariote. El artista falleció en noviembre
de 1982, por tanto no pudo terminar el misterio al completo. Todas estas
imágenes que hizo para este precioso paso de Misterio están catalogadas dentro
de su etapa andaluza Esta talla tiene todas las cualidades que el escultor
poseía para expresar diferentes de la Pasión de Cristo. La imagen está
policromada con unas pátinas las cuales hacían más reales sus esculturas. La
expresión del rostro del Señor de la Cena es logradísima y es típica de Ortega.
Los ojos son enormes y profundos, muy rasgados, reflejando una honda tristeza y
un estado de ánimo premonitorio de los padecimientos próximos.
La talla es de vestir, colocada en pie, en el instante de la
institución de la Eucaristía, con el cáliz en la mano derecha y de tamaño
natural, sin rasgos de dolor, sino con una gran expresividad en su mirada. En
su conjunto, la imagen es netamente moderna, como corresponde a un imaginero de
nuestros días. La nariz es recta y larga y los labios son carnosos y amplios.
Las proporciones de la talla son equilibradísimas. Los pies son de una gran
finura en la ejecución. Las manos, finas y delgadas, nos trae reminiscencia del
Greco. Uno de los mechones de pelo cae sobre la frente, haciendo el artista así
un alarde de ingenio y buen gusto.
Su policromia de brillo resalta aún más su rostro cansino.
Mirada hacia el lado derecho, señalando su mano derecha la mesa donde compartió
la Eucaristía con sus doce discípulos y en la mano izquierda portando el cáliz,
dándole vida y movimiento a la figura, propio de un barroco depurado. Pelo y
barba admirablemente tallados, a base de suaves rizos y ondulaciones muy propias
del momento neobarroco que este artista representa, con su característico
estilo de doble "S", teniendo un pequeño mechón sobre la frente y uno
grande que cae sobre la clavícula del lado derecho. El cuerpo girado hacia un
lateral. Destacamos, por último, la perfecta realización de las venas del
cuello del Señor, que aparecen exaltadas, transparentándose al exterior,
detalle éste que confirma a Ortega como un consumado conocedor de la anatomía
humana.
Fuente: http://sagradacenajerez.blogspot.com.es/
Fuente: http://sagradacenajerez.blogspot.com.es/
Misterio completo
Apóstol
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