Pasada las Navidades llega el momento que todos esperamos. Algo que a todos nos pone los nervios a flor de piel con solo pensarlo. 55 días quedan para la semana más grande del año. Todos los cofrades notamos ya que va a empezar. Empiezan los conciertos, a conocerse los nuevos acompañamientos musicales, a conocerse los repertorios de las bandas; comienzan las igualás, los ensayos; comienzan a conocerse estrenos, novedades, y un sinfín de noticias. Triduos, quinarios, conferencias, funciones principales, besapiés, besamanos, todos los actos propios de estas fechas. Comienza la cuaresma, los via-crucis, traslados de pasos, traslados de imágenes...
Y por supuesto, la incansables y siempre molesta preocupación por el tiempo. La lluvia, esa palabra tan odiada por los cofrades, que en los últimos años aparece más de la cuenta y más de lo que a todos nos gustaría. Una auténtica pena que puede romper la ilusión de muchas personas. ¿Será que es algo tan maravilloso que ni las nubes pueden dejar de verla y de llorar de emoción? Puede ser, pero creo que hablo por todos los cofrades cuando pido a las nubes que contengan sus lágrimas, por muy bonita que sea esta única semana del año.
Emoción, sueños, trabajo, esfuerzo y mucha alegría es lo que nos queda a los cofrade por vivir en estos próximos cincuenta día y es que, ¿quién no tiene ya apuntado en su calendario, agenda u ordenador la cuenta atrás?
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