La imagen de la Virgen de los Milagros sigue el modelo iconográfico de María como Madre de Dios, soporte o Trono del Niño Jesús. Aunque sedente en origen, y debido a sucesivas intervenciones, la figura de María pasó a ser erguida. De tez oscura, tras la restauración de la imagen en 1979 por el profesor Arquillo se demostró sin embargo que el primitivo color de su rostro era claro. La causa parece ser la venida a Occidente de unos iconos en el siglo XIV en los que aparecía la Virgen como morena, y que se decían pintados por San Lucas. La devoción popular, y se dice que aún la propia jerarquía, vio cumplidas con estas imágenes negras las palabras del Cantar de los Cantares: “Negra sum sed Formosa” (soy morena pero hermosa).
En 1633 don Juan de Ledesma describe la imagen como de una vara de altura, con tez morena, y la ropa tallada. Su aspecto en esta época debió ser el que aparece en la imagen del intradós de la Puerta del Sol de la propia Iglesia Mayor.
El único elemento primitivo que conserva la imagen es su cabeza, que presenta un claro hieratismo, rigidez y acusada frontalidad en los rasgos faciales. La imagen primitiva parece ser de mediados del siglo XII aunque, debido a esquemas estéticos del Renacimiento y Barroco, la escultura sufrió mutilación de cuerpo y brazos para facilitar la colocación de elementos postizos (saya, manto, rostrillo, …) y conservó únicamente el rostro. Se le añadió un cuerpo procedente de otra imagen para que sirviera de soporte de la cabeza. En ese momento, se fragmentó también la corona de madera que remataba su cabeza para colocarle otra postiza. Y desapareció el Niño Jesús primitivo.
En el siglo XVII (1671) su aspecto interior fue modificado de nuevo, cuando su nuevo cuerpo se enfundó en un traje de plata donado por los Duques de Medinaceli y de Segorbe, Esclavos de Nuestra Señora. Se trata de una coraza de tres piezas de chapa de plata: dos que construyen el anverso y el reverso del tórax y una que rodea como una falda plisada. A los pies, por el delantero de la falda, en el centro, está el escudo de la Casa de Medinaceli y la inscripción de ser donación de los Duques de Medinaceli y Segorbe.
La Virgen de los Milagros está reconocida como patrona y titular de la población, en cuyo escudo de armas figura desde tiempo inmemorial sobre un castillo, constando los acuerdos del siglo XVII y al parecer con referencias anteriores.
Un hito notable en la historia de esta imagen fue la Coronación Canónica de la imagen, efectuada por el cardenal Enrique Almaraz y Santos, arzobispo de Sevilla, a cuya diócesis perteneció El Puerto de Santa María desde su reconquista hasta 1980, el 8 de septiembre de 1916, por breve de SS. Benedicto XV. Fue la primera imagen coronada en la Provincia de de Cádiz.
Fuente: www.virgendelosmilagros.es/
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